Los investigadores han desarrollado varios métodos para ajustar el sistema inmunológico del paciente para que reconozca y ataque a los tumores peligrosos con más eficacia de lo que en circunstancias normales haría. Algunas de estas terapias cuentan con los llamados anticuerpos monoclonales que interfieren con la capacidad de las células cancerosas para engañar al sistema inmunológico y hacer que las ignore. Conocidos como “bloqueo de puestos de control”, estos tratamientos hasta ahora parecen funcionar mejor en el melanoma y el cáncer de pulmón causado por el tabaco.
Hay buenas razones biológicas para esta observación. Tanto el melanoma como el cáncer de pulmón del fumador se producen como resultado de la exposición ambiental: el primero a los rayos ultravioletas del sol, y el segundo a los carcinomas presentes en el humo del tabaco. Como resultado, muchas de las mutaciones ocurren en el ADN de las células afectadas. A su vez, estas mutaciones llevan a la producción de muchas proteínas aberrantes, que generalmente son reconocidas por el sistema inmune como potencialmente peligrosas, y cualquier célula que las contenga rápidamente es marcada para su destrucción.
Los investigadores se refieren a estas malignidades como tumores “calientes”, porque ostentan una gran cantidad de proteínas anormales que probablemente sean detectadas por el sistema inmune. Necesitan mucho tiempo para encontrar la manera de esconderse del sistema inmunológico, lo que es parte de la razón por la que generalmente le toma décadas a los melanomas y a los cánceres de pulmón ser lo suficientemente grandes como para poner en peligro la vida de alguien.
En estos casos el sistema inmune ya ha enviado un montón de células inmunitarias hacia el tumor; pero el cáncer se las arregla para desactivar a los defensores cada vez que llegan. El bloqueo de puestos de control vuelve a despertar a las células inmunes que ya han hallado su camino dentro del tumor para matar a las células malignas en las inmediaciones y en cualquier otro lugar del cuerpo que puedan encontrarlas.
Curiosamente, el combinar fármacos de bloqueo de puestos de control resulta en menos efectos secundarios extremos para los pacientes con melanoma que para aquellos con cáncer de pulmón. “Esto es algo que se ha vuelto evidente hace muy poco tiempo, tal vez en los últimos dos años”, dice Jedd Wolchok, oncólogo en el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering en Nueva York. “La misma dosis de la misma medicina puede no ser tolerada por igual en los pacientes que tienen diferentes tipos de cáncer. Puede que tengamos que usar menos medicamentos en pacientes con cáncer de pulmón. [La inmunoterapia] no es una medida estándar para todos”.
En cualquier caso, muchos tipos de cáncer (como el de próstata, el de ovario y el de páncreas) son causados por un puñado de mutaciones genéticas. Ellas no generan la amplia gama de proteínas defectuosas que normalmente atraen la atención del sistema inmunológico. Como resultado, estos tumores no se llenan típicamente con un montón de células inmunes perezosas que esperan ser despertadas; el bloqueo de puesto de control, por lo tanto, no suele trabajar sobre ellas. Son, en la jerga de los inmunólogos del cáncer, tumores “fríos”.
Y, sin embargo, varios investigadores informaron sobre esfuerzos de transformar a los tumores fríos en calientes, de modo que puedan ser atacados por la inmunoterapia. Por ejemplo, Padmanee Sharma, inmunóloga del Centro Anderson para el Cáncer, describió un estudio en el que los hombres con un cáncer de próstata aparentemente agresivo recibieron primero tratamiento hormonal antes de la cirugía para matar a algunas células cancerosas antes de extraer el tumor. Una vez que estas células mueren, las diferentes proteínas y otros compuestos que usualmente se encuentran en su interior se derraman dentro del organismo. De algún modo, esto facilita que el sistema inmune preste atención y empiece a enviar células inmunológicas para combatir cualquier rastro microscópico del tumor que pueda haber quedado dentro del organismo luego de la cirugía. Desafortunadamente, como Sharma le contó a la audiencia, la respuesta subsecuente a las drogas que impulsan el sistema inmune, tuvo una vida corta. No obstante, ella y sus colegas analizan diferentes ideas para hacer que dure más.
(Fuente: SCIENTIFIC AMERICAN, artículo publicado el 01 de octubre 2015)