La sangre joven podría mejorar la función del cerebro

La sangre de la gente joven puede albergar componentes que beneficien los cerebros de personas con la enfermedad de Alzheimer, por lo que ahora los científicos están investigando si las transfusiones pueden ayudar a las personas con ésta enfermedad.

Investigaciones en animales ha mostrado que la sangre de los animales jóvenes puede contrarrestar los efectos de la edad en los cerebros viejos. Por ejemplo, podría ayudar a mejorar el aprendizaje y la memoria, así como generar nuevas células cerebrales. Ahora, los científicos quieren ver si los beneficios pueden llegar a ser reales en las personas.

“La posibilidad de que una o muchas proteínas en sangre humana joven pueda rejuvenecer una diversidad de órganos (incluyendo el cerebro) es una de las posibilidades más tentadoras que debería estimular investigaciones futuras”, dijeron Tony Wyss-Coray, profesor de neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, y sus colegas en un artículo publicado en el Journal JAMA Neurology.

En experimentos, los investigadores conectaron los vasos sanguíneos de ratones jóvenes y viejos, de tal forma que los 2 animales compartieran la irrigación sanguínea. Ellos encontraron que, luego de una lesión, el ratón viejo mostró mayor mejoría en la reparación de músculo y hueso comparado con el ratón viejo que no fue conectado a un ratón joven.

Experimentos posteriores mostraron que los ratones viejos que fueron expuestos a sangre de jóvenes mostraron un incremento en el número de células cerebrales en la región relacionada con la memoria.

Además, un estudio en 2014 encontró que la inyección de plasma sanguíneo de un ratón joven a un ratón viejo durante 3 semanas mejoró su aprendizaje y memoria (Plasma es la porción líquida de la sangre que contiene proteínas y otras moléculas). En los experimentos, los ratones viejos que recibieron sangre de jóvenes fueron más capaces de encontrar una plataforma oculta en un laberinto de agua, comparado con los ratones viejos que no recibieron la sangre.

Los investigadores especularon que mensajeros en la sangre tales como hormonas y factores de crecimiento, pueden ser responsables de algunos de los efectos de rejuvenecimiento visto en estos estudios.

La sangre joven contiene muchos de los componentes que están involucrados en la reparación y mantenimiento de los tejidos que la que tiene sangre de los viejos, dijo Wyss-Coray. “Nosotros  pensamos que cuando tratamos un organismo viejo…con sangre joven, si nosotros le estamos transfiriendo un refuerzo de éstos mensajeros, y que éstos recargan en cerebro viejo, y posiblemente otros órganos, y realizan sus funciones como jóvenes de nuevo” dijo Wyss-Coray en una conferencia en enero.

De hecho, una proteína llamada CCL11, la cual es más común en ratones viejos, ha mostrado afectar la memoria y la generación de células cerebrales cuando es dada a ratones jóvenes. En contraste, un factor de crecimiento llamado GDF11 incrementa la generación de células cerebrales en ratones viejos.

Los investigadores aún tienen mucho que aprender acerca de los efectos de la sangre joven, y no está claro si los humanos se beneficien del todo de éste tratamiento.

Aun, “sin tratamiento actual para enfermedades debilitantes como la enfermedad de Alzheimer, y dado la relativa seguridad de productos de plasma sanguíneo, un atractiva idea podría ser transfundir a pacientes ancianos plasma de pacientes jóvenes para reparar el daño causado por la enfermedad, escribieron los investigadores en su artículo publicado el 03 agosto.

Los investigadores no saben si los hallazgos en los ratones pueden trasladarse a las personas. Y aún, si los factores en la sangre pueden ayudar a generar nuevas neuronas en cerebros viejos, éstos pueden no tener un efecto en su capacidad cognitiva, dijo el Dr Marc L. Gordon, jefe de neurología del Hospital Zucker Hillside en Queeens, New York. El nuevo artículo “genera algunas interesantes preguntas” pero que éstas ideas “necesitan mucha más investigación para ver si ellas dar frutos,” añadió.

 (Fuente: LIVE SCIENCE artículo publicado el 03 de agosto 2015)

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